.

En mi lado del cristal todo es un poco más frío, más gris, más oscuro.
Mi lado del cristal es un páramo helado, solitario, donde las lágrimas ya no caen al suelo.
Desde mi lado del cristal el mundo real se ve desdibujado, a una velocidad extraña, ni muy lenta ni muy rápida, pero diferente.
En mi lado del cristal mi única compañía es Él, compañía que sólo hace más difícil mi existencia.
Y aquí estoy yo, en este lado del cristal, esperando que alguien repare en mí y lo rompa y me salve. Porque ya no me quedan fuerzas para romper este cristal que yo misma he creado.